Soy Emma Lluna y, es probable que si has llegado hasta aquí, no sea por casualidad ¿Necesitas respuestas? Todavía no nos conocemos, así que querría presentarme.
¿QUIÉN SOY?
Soy lo mismo que tu, vivo en el mismo mundo que tú, pero algo en mí ve diferente. Las hay que a eso le llaman “tener un don” o “ser vidente de nacimiento”, lo que, sinceramente hace que me cuestione la sinceridad de lo que dicen. Ver más allá de los sentidos, sin decidir qué se advierte, es realmente caótico. Créeme, recibir tanta información no es un don, sino una abrumadora experiencia que en ocasiones se hace difícil de manejar.
Desde pequeña quise ser normal. Observaba cómo jugaban mis hermanos, y sentía la impotencia de no poder hacer lo mismo. Era como una niña vieja, advirtiendo todo aquello que ocurriría y sin la magia que tiene el descubrir cosas nuevas. Consciente de cuáles eran las expectativas de mis padres, fui una buena estudiante, y realicé la carrera universitaria que sabía que tenía que cursar. No obstante, aún recuerdo la angustia de los últimos años, cuando tuve que soportar en silencio la certeza de que mi madre iba a morir. Era la única que lo “veía”, puesto que cuando la imagen empezó a cobrar fuerza, ella ni siquiera estaba enferma. Sin embargo, por miedo a contarle a nadie lo que me ocurría, callé. Sabía que si explicaba lo que podía percibir iban a interpretarlo como una preocupación, en cuyo caso me enviarían a un psicólogo; o lo que era peor, podría ser interpretado como un síntoma de locura. Así que deseé equivocarme con todas mis fuerzas, pero el deseo no bastó. Dos años después, ella se fue. Sentí cómo me ahogaba el vacío de su pérdida y la angustia de no haber dicho nada…
Y al final entendí, que negarme a mí misma, también me privaría de la magia de ser libre.

¿CUÁL ES MI MÉTODO?
Si pudiera preguntarle a alguien qué método utiliza para “oler algo” probablemente me respondería que ninguno. Con la videncia ocurre algo similar. Existe un procesamiento perceptivo más que racional, aunque sí que es cierto, que con los años he aprendido a estructurar una experiencia más consciente para poder ayudar mejor a los que me consultan.
No obstante, si tuviera que definir mi forma de trabajar, ésta no radicaría tanto en cómo hago las cosas, que ni lo sé (del mismo modo que en el ejemplo anterior alguien no sabe cómo hace para activar su sentido del olfato), sino en qué valores sigo para ponerlas en marcha.
Como para mi es realmente importante ayudar a la gente, lo primero que me planteo es que no quiero trabajar a través de un 806. Desde mi punto de vista existe una diferencia importante entre llamar a alguien y no saber cuánto va durar la llamada (en cuyo caso pueden alargarse excesivamente) o la de hacerlo con un tiempo limitado en el que la persona puede preguntarme todo lo que necesite y en donde tengo que adaptarme a los límites que se han contratado. Humildad. Si algo tengo claro es que no soy Dios. Y el día en el que empiece a decir que soy la mejor vidente o la mejor tarotista, o la mejor en algo, ese día, habré perdido la humildad que se necesita para moverme en este sector.
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Para mí es tan importante ayudar a ver lo que otros no pueden percibir, como el saber llevar todos los comentarios positivos de las personas que me contactan y mantenerme con los pies en el suelo, consciente de que no estoy por encima de nadie. Ser así me ayuda a entender y empatizar con mis clientes, sin entrar en juicios con respecto a lo que me cuentan, puesto que todos somos humanos y como personas no hemos nacido perfectos y necesitamos aprender a través de la experiencia. Es por eso, que si puedo contribuir a facilitar ese proceso, anticipando lo que está por venir, con el fin de que duela menos, ya me siento más que satisfecha.
Ni que decir cabe la importancia que para mi tiene el respeto hacia el otro y la sinceridad. Es frecuente ver como muchas videntes o tarotistas utilizan este adjetivo para dejar claro que van a decir lo que hay aunque duela. Desde mi punto de vista, ser sincera no tiene nada que ver con ser brusca en las respuestas, ni con ser poco empática, por lo que siempre muestro la verdad, pero con el respeto y el cuidado que todas las personas se merecen.
¿CÓMO SON LAS SESIONES?
Creo que la mejor manera de explicar cómo son las sesiones es a través de un ejemplo, ya que son tan diversas como los temas por los cuales se me consulta. Para concretar un poco voy a poner el caso de una mujer que me llamó no hace mucho para preguntarme si su marido le era infiel.
En cuanto descolgó el teléfono me invadió la angustia de lo que Marta sentía. Es como si pudiera conectar con sus ojos, con sus miedos. Como si en mis pensamientos apareciera la preocupación de que su marido le es infiel. Empiezan a llegar a mi mente imágenes de cómo él se muestra distante, pendiente del móvil, en ocasiones extremadamente amable y en otras irritable. No la conozco, pero siento cómo al conectar con sus preocupaciones, conecto también con las de su marido. Es caótico y agotador. Si tuviera que describir la situación, sería como la de introducirme en cuerpos que no son los míos para poder acceder a la mente. En ese momento veo que existe otra persona, que no se trata de una aventura, sino que en él existe un vínculo ya creado y la frustración de no poder verla por estar con su mujer. Siento como empieza a dudar con respecto al hecho de pedirle el divorcio, por lo que puedo advertir a mi clienta lo que sucede y aquello que pasará.
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PREGUNTAS FRECUENTES
¿Por qué soy una “vidente sin gabinete”?
Sinceramente, porque no concibo la videncia de otra forma. En mi caso, atiendo sola, vivo en plena naturaleza, unida a ella, podría decir que “nos cuidamos mutuamente”; espiritualmente despierta, rodeada de todo lo que necesito para trabajar de forma responsable y coherente con quien soy.
Es por eso, que siempre que preguntes por mí, vamos a encontrarnos. Sí, siempre seré la misma, ¿qué sentido tendría si no fuera así?
¿Cómo empezó? ¿Qué disciplinas esotéricas domino?
Desde el principio supe que lo que me ocurría no era normal, no os imagináis lo extraña que me sentí durante años… Fruto de ese miedo, quise “no ver”, decidí callar y hacer lo que todo el mundo, pero en mi último curso de carrera no pude más. A raíz de un sueño supe que lo que me ocurría era real, que tenía que empezar a aceptar quién era. No os imagináis cómo eran mis noches: sentía presencias que me pedían ayuda, sueños lúcidos que me transportaban a un mundo en el que se difuminaban las leyes de la física, y otros que me avisaban de lo que iba a pasar. Y durante el día… aún recuerdo la ansiedad… Hasta que no pude más… Estaba en mi último año de universidad cuando decidí ir a la psicóloga. Necesitaba a alguien que me ayudara a quitarme todo esto de la cabeza… Pero no fue así, tras una larga entrevista acabé explicándole a esa chica cosas de sí misma que nadie me había podido contar. Vi lo que le ocurría con su pareja, y le dije “vas a tener que tomar una decisión, él quiere una familia y está cansado de luchar por ti. Esto no le va bien. Te va a soltar. Tú le amas, pero si no te arriesgas ahora, está empezando a conocer a alguien y en un mes ya no podrás”.
A pesar de vomitar todo lo que me sucedía, mi psicóloga concluyó que mentalmente no tenía ningún problema.
A día de hoy aún le doy las gracias por ayudarme a aceptar quién era. Fue a partir de entonces que decidí emprender un nuevo camino, el mío.
Tras licenciarme, mi curiosidad me llevó a cursar diferentes posgrados, me adentré en las Neurociencias, la hipnosis o la terapia regresiva, empecé a estudiar tarot, psy cards o cartas psíquicas (un tipo de tarot muy valorado en Europa y Estados Unidos, y desgraciadamente muy poco conocido en España). Aprendí a conectar con mis ancestros, me enseñaron el mundo de la hechicería, de la magia… Me deslumbró la astrología y desde entonces he vivido fascinada por ella. Aún recuerdo cómo me impresionó ver que en mi carta natal se alza un Gran Trígono de Fuego, que genera una asociación particular entre diferentes planetas y que hizo que mis profesores creyeran que tenía la capacidad de ver y transmitir mensajes desde un mundo oculto. Sea como sea, todos los profesionales que me han acompañado en este aprendizaje han representado siempre una fuente constante de inspiración y un motor en la búsqueda de respuestas que desafían el paradigma materialista.
He tenido grandes maestros, con décadas de experiencia sobre sus espaldas que me han enseñado todo lo que sabían y a los que siempre estaré agradecida por animarme a ser quien soy (y no quien socialmente se esperaba que fuera).
¿Quieres que nos conozcamos? ¿Cómo puedes pedir cita conmigo?
Para pedir cita es muy sencillo, solo tienes que llamar al 679381646 y te atenderá mi secretaria, o, si lo prefieres, también puedes enviar un whatsapp al mismo número.
¿Se puede pedir cita para una consulta de videncia desde otros países que no sean España?
Para pedir cita desde otros países que no sean España, o desde fuera de la Unión Europea, te aconsejo que me contactes por mensaje de whatsapp para que puedas hacerlo de manera totalmente gratuita. Una vez confirmada la cita se realizaría la consulta a través de llamada de whatsapp para que, de esa manera, la comunicación no tenga para ti ningún coste añadido.
¿Por qué solo trabajo con cita previa?
Al ser una vidente sin gabinete y debido al volumen de consultas solo trabajo con cita previa. Para mi nuestro momento es solo nuestro y no podría atenderte igual si tuviera que estar pendiente de las llamadas que me entran o sintiera la angustia de un cliente que espera a que colguemos el teléfono.
Además, de esta manera, me organizo para responder a todo lo que necesitas en el tiempo que has contratado.
¿Por qué el pago de la consulta de videncia es previo a la cita?
Si fueras mi secretaria (que no es vidente), tuvieras mi agenda llena, y el único hueco que te queda te lo piden 4 personas, ¿a quién se lo darías?
Probablemente a aquella que sabes seguro que lo utilizará, ¿verdad?
¿Y cómo puedes saberlo si, como he dicho antes, eres la secretaria de la vidente y no la vidente sin gabinete? 😉
Pues porque te lo ha dejado pagado.
Es por eso que la sesión se confirma mediante el ingreso ☺
En este sentido, entiendo que a veces resulta difícil confiar, es por eso, que, aunque en mi caso nunca haya habido un problema al respecto, prefiero que seas tú quién decida. Como ya he comentado antes, mi intención no es la de convencer sino la de conocerte y ayudarte siempre que tú quieras.
¿Qué ocurre si necesitas una vidente sin gabinete y no te va bien la cita que te propone mi secretaria?
En el caso de que no puedas esperar a la cita que te propone mi secretaria o que necesites hablar con una vidente de forma inmediata, ella te puede poner en contacto con algunas de las profesionales que recomiendo.
En este sentido, necesito decirte que no forman parte de mi gabinete, ya que tal y como he explicado antes, trabajo sola. Sin embargo, la experiencia me ha enseñado a plantear soluciones para cuando alguien las necesita, y recomendar a profesionales de la videncia y el tarot es algo así como dejarte “en buenas manos” para aquellos casos en los que tienes una urgencia y no me quedan citas disponibles.
¿Y el precio, qué puedes hacer si te parece demasiado caro?
Mi consejo es que si no puedes, por favor, no me llames. Entiendo que mis precios están por encima de los de la media, pero es lo que me permite regular el número de llamadas entrantes. Existen videntes que ofrecen bonos y minutos gratis, pero ese no es el servicio que yo puedo darte. No trabajo cogiendo llamadas como churros, ni mi intención es la de alargarlas para poder amortizar los minutos gratis. Para mi, la videncia va más allá de tirar las cartas o de decirte lo primero que me viene a la mente. Soy vidente porque conecto con el mundo de lo invisible, con lo que va a pasar, con el inconsciente. Soy vidente porque conozco el poder y elijo no fusionarme con él y actuar de manera responsable: utilizo mi energía, para que la tuya no se vea afectada y eso hace que entre cita y cita tenga que establecer pequeños márgenes para meditar y volver a equilibrar mi frecuencia vibratoria.
De todas maneras, si necesitas a alguien que pueda ofrecerte un precio más asequible, no dudes en preguntarle a mi secretaria y ella te pondrá en contacto con algunas de las videntes sin gabinete que recomiendo por su ética y saber hacer y cuyo coste ronda los 30-40 euros media hora.
¿Qué formas de pago están disponibles?
Hemos intentado gestionar las opciones de pago más cómodas y seguras para que no tengas que preocuparte y puedas elegir la que mejor encaja con lo que buscas.
Si llamas por teléfono, mi secretaria podrá cobrarte a través de tarjeta de crédito, aunque, si lo prefieres, también podemos enviarte un enlace a través de whatsapp para que lo hagas tú directamente mediante una pasarela de pago segura.
Por otro lado, si te va mejor realizar el abono de la consulta mediante transferencia bancaria, no dudes en decírnoslo y te facilitarán el número de cuenta para que puedas hacerlo tú mismo/a